Producir alimentos sanos y dejar de consumir productos que contienen químicos o aditivos, utilizados por las grandes empresas, es una deuda pendiente en nuestras poblaciones. Defendiendo este principio, encontramos a Sobeyda Palacios, quien forma parte del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina (CODIMCA), una mujer que reivindica el derecho a tener su huerta y cosechar alimentos libres de tóxicos.
Sobeyda, es residente del municipio de San Nicolás, en el departamento de Santa Bárbara. A las seis de la mañana alza vuelo para la huerta. Comienza limpiando el terreno, pica la tierra, siembra y vuelve a limpiar, seguido la fertilización, si se puede hacer, y por último la colecta de la cosecha.
En su huerta cosecha frijoles, hortalizas, mostazas, pepinos y ayotes. Todos para consumo personal y familiar. “Se producen en poca cantidad y no podemos comercializarlos”, primero aseguramos nuestro alimento, nos comenta.
Aparte de la cosecha de alimentos en su hogar, participa activamente en las acciones de incidencia política en el municipio de San Nicolás, junto a sus compañeras de grupo: “Mujeres en marcha”. Este está conformado por diez socias, quienes con el apoyo de CODIMCA tienen una iniciativa económica, un “Centro avícola de gallinas ponedoras”, de producción de huevos, para la generación de ingresos, que diariamente comercializan en la zona. Debido a las medidas impuestas desde marzo, han suspendido los trabajos que antes realizaba cada una. “Nos toca darle un incentivo a una persona quien hace las labores que nosotras hacíamos”, comenta. A pesar que la producción de huevos sigue vigente los excedentes son menores.
Aunque recién se incorpora a la cosecha de alimentos, el entusiasmo, el amor, y elaborar productos agroecológicos son algunos de los motores que la impulsan, también se enfrenta a dificultades, como la plaga, el cambio climático, la tenencia de la tierra. “Tenemos que andar prestando o alquilando tierra para cosechar”, señala.
El tener su huerta en tiempos de COVID19, le ha dado la oportunidad de quedarse en casa y consumir lo propio, sumado a ello, es una actividad que las libera del estrés y tensión que genera el encierro, soñamos con retomarlo colectivamente como fue pensado en su inicio.
Está convencida que cultivar su huerta les ayuda a balancear la dieta y tener alimentos diferentes en su hogar. “Nos viene ayudar a balancear la dieta, a tener algo diferente en nuestros platos diarios, con productos sanos y frescos”. Concluye Sobeyda,